Desde los principios de la civilización hemos mirado al cielo buscando una guía que nos ayude a entender los patrones de la vida, a esas observaciones le dimos un papel primordial a la Luna. Los Romanos la llamaron Diana, los griegos Persephone, Demeter y Atenea en diferentes momentos, mientras en una era más antigua, los babilónicos la nombraron Sin y su hogar el Monte Sinaí.
Sus ciclos han sido celebrados por miles de años en nuestra cultura moderna, la pascua de resurrección se celebra el domingo posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, el año nuevo chino ocurre en el segundo plenilunio posterior al solsticio de invierno y el festival de la luces hindú ocurre en la primera luna llena posterior a la entrada del sol en libra.
La Luna tiene una responsabilidad muy importante, su movimiento mantiene activo el giro del núcleo de la tierra, creando el campo magnético que nos protege contra la radiación del sol, permitiendo la vida en la tierra. Ella maneja las mareas y muchos otros ciclos naturales, astrológicamente afecta el comportamiento de las masas.
La forma como la Luna afecta nuestras emociones y ritmos,depende del signo zodiacal en el cual se encuentre en el momento, por ejemplo: una luna en Tauro nos impulsa en la búsqueda de la estabilidad, en cáncer despierta protección por la familia, mientras que en Escorpio desencadena pasiones.
En su viaje por el plano eclíptico de nuestros cielos la Luna cambia de signo aproximadamente cada dos días. Puede suceder, que en la transición entre un signo del zodiaco y el siguiente, la Luna se encuentre brevemente con un “espacio vacío” un tiempo en el cual no recibe un propósito definido y su influencia sobre nosotros disminuye hasta casi hacerse imperceptible.
En la astrología, cada actividad que “nace” tendrá presente las energías del momento en que nació, sin embargo, cuando la Luna está Fuera de Curso sabotea esa energía inicial, dejándola en una especie de “limbo energético”.
Incluso éste momento causa una sensación de pérdida de atención o desenfoque, se notan incrementos en los accidentes de tránsito y las conversaciones tienden a desvariar a puntos no concluyentes, las decisiones tomadas con Luna Fuera de Curso no dan frutos, no germinan, no progresan.
La historia está llena de eventos en los que descuidos, faltas de atención y malas decisiones como causa de la Luna Fuera de Curso han generado consecuencias catastróficas.
Por ejemplo, el Titanic zarpó por primera vez el 10 de abril de 1910 con la Luna Fuera de Curso.
En toda elección presidencial desde 1900 hasta 1972 en Estados Unidos, hubo un candidato nominado con la Luna en ésta condición, en todos los casos el candidato fue derrotado.
Más reciente, Al Gore parecía un obvio ganador para las elecciones de su período, pero su nominación fue durante la Luna Fuera de Curso, y lo imposible ocurrió: Perdió a pesar de todas las estadísticas.
Durante el periodo de Luna Fuera de Curso de un 11 de Septiembre, la falta de atención sobre los radares y los descuidos en el perímetro de defensa de los Estados Unidos permitió el incidente de las Torres Gemelas.
¡Pero no todo es malo!
Los períodos de Luna Fuera de Curso son excelentes para relajarse, dormir y tomar una pausa de las actividades del día a día para contemplación.
Otra cosa que puede hacer es aprovechar la condición para realizar actividades en las que no quiera resultados. Por ejemplo el presidente Ronald Reagan fue famoso en la historia por ser “El Presidente de Teflón” no importa la noticia negativa, siempre resbalaba en su imagen sin impactar su popularidad. Pocos saben que Nancy Reagan tenía en la casa blanca un astrólogo, quien cuadraba todos los anuncios negativos en períodos fuera de curso, así noticias que normalmente generaría impacto global, fueron olvidadas por el colectivo con mucha rapidez.
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