sábado, 25 de junio de 2011

Karma

Dentro del Tantra, en el hinduismo en general y también en otras corrientes religiosas, existe la creencia en la reencarnación (samsára) determinada por una ley que establece que toda acción tiene unas consecuencias (karma) que se manifiestan en vidas futuras y también en esta. La salvación es la liberación de ese ciclo, es decir, el cese de la acción y sus consecuencias, y por lo tanto de la finalización de los ciclos de renacimiento. Esta es una idea fundamental en la tradición hinduista, y que podría resumirse así: cada acción tiene un efecto que ha de explicarse en esta vida, o en futuras vidas, y las experiencias de esta vida son consecuencias de acciones pasadas, de esta u otras vidas anteriores.

El término acción en este contexto se refiere tanto a los actos cotidianos en el mundo, como a los actos rituales que pueden servir para liberarse del karma, para quemar karma. Por medio del desapego respecto de los frutos de las acciones, se libera uno de los efectos de las acciones, del karma, ya que la persona que actúa con una mente controlada, sin interés y satisfecha sea cual sea el resultado no genera dicho efecto. Esta forma de actuar es conocida como karma-yoga, el camino de la acción que parte del desapego a los frutos de los actos cotidianos y los rituales, como forma de reconciliar el compromiso mundano con la liberación. Los Tantras nos indican que las personas pueden aprender a disolver su karma con la acción del fuego interior, mediante el control de los sentidos, a través de la meditación, del yoga, y seguir manteniendo la acción, participar en las mismas actividades que crean karma, pero con una actitud adecuada para trascender los deseos vulgares y el apego a los frutos de las acciones que atan. Si una persona consigue este objetivo en el presente de una forma intensa, puede también trascender el karma de vidas pasadas. La energía del karma se mueve por los canales del cuerpo sutil e invade el mundo exterior, manifestandose en los acontecimientos cotidianos, ya que toda nuestra experiencia del mundo exterior y de nuestra mente origina un karma, sea este positivo o negativo. Si contemplamos y correlacionamos estos momentos podemos elaborar una referencia para comprender los acontecimientos, aparentemente extraños, de la vida cotidiana, y también descubrir el Ser eterno que habita en nosotros y quemar o disolver todo nuestro karma. Por eso el Tantra afirma que podemos alcanzar la liberación en una sola vida, sin necesidad de continúas reencarnaciones.

La comprensión y aceptación de este concepto es importante para quienes deseen utilizar el tantra en su vida, estudiando la acción del karma en los acontecimientos cotidianos, en la relación con los demás, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones amorosas y demás eventos de nuestra vida diaria. Pero el karma va incluso más allá de nuestras acciones e invade nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros deseos. Se adhieren y acompañan al alma individual (Jiva) a través de las diferentes encarnaciones. El Jiva disfruta o sufre los frutos de sus acciones, encadenados a la materia por el karma y se reencarna una y otra vez. Finalmente, cuando se ha extinguido o se ha quemado todo el karma adquirido, el Jiva es absorbido por su origen, por el ParaBrahma (más allá de Brahma), la Conciencia Universal.



Ganesha tiene entre otros atributos, el de Señor del Karma.
«La persona que hace el amor conociendo la fórmula del karma y su acción adquiere para sí el karma positivo acumulado por su pareja; el que hace sexo sin conocer dicha fórmula corre el riesgo de perder su karma positivo acumulado en beneficio de su pareja».
Brihadaranyaka Upanishad
Al hacer el amor las fuerzas vitales de la pareja se mezclan, sus karmas individuales convergen y se produce un intercambio que puede afectar a su destino individual o conjunto. Depende del nivel de consciencia de la pareja. El egoísmo, el amor posesivo, produce un intercambio kármico negativo. Al contrario, si predomina una compasión amorosa, de donación al otro, se crea un intercambio kármico positivo. Debemos dedicar la unión (aunque sea temporal), al enriquecimiento del otro amante, un intercambio que tiene lugar de forma espontánea y natural cuando dos personas se aman totalmente, con la entrega de lo mejor de ellos mismo al otro. Y un conocimiento consciente de la interacción entre las energías del karma y del sexo resulta de gran ayuda para la evolución de la pareja. «Cuando tocas un cuerpo, tocas mucho más que un cuerpo», es una sentencia tántrica que expresa este concepto. Está es una de las finalidades sutiles que se encuentra detrás de las iniciaciones y rituales sexuales secretos del Tantra.

Por el contrario, la promiscuidad y otras relaciones de tipo vampiresco (ladronas de la energía del otro), los rituales promiscuos de magia negra y otros similares, acumulan karma negativo con gran rapidez.

Los intercambios kármicos se producen cuando la fuerza vital se mueve a lo largo del nadi central del cuerpo sutil (Sushumna). Las emociones y sentimientos provocan ese movimiento. En los textos tántricos hay referencias de que cuando una persona se enfada de verdad, entra en el Sushumna esa energía, produciendo un intercambio kármico con la persona a la que va dirigido el enfado. Esto es solo un ejemplo de los efectos kármicos de las emociones, por eso es muy importante aprender a canalizar la energía de las emociones, de los deseos. De este modo, la pareja tántrica puede llegar a dominar su propio destino, alcanzar la Liberación.


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