sábado, 25 de junio de 2011

HAY QUE SABER VIVIR Y RENACER EN CADA INSTANTE

«Condúceme de lo que no es real a lo real». No hay mayor compasión que enseñar que esta vida tiene la posibilidad de cambio, que podemos ser mejores.

La creatividad nace de una espontánea plenitud y de un vacío. Me apoyo en lo que sé, que es lo que me permite seguir adelante para explorar nuevos caminos.

Preocuparse de "algo" es ocuparse de "algo", no pensar en "algo" desocupándose de ese "algo". La cultura, el conocimiento, la belleza… merecen la pena el esfuerzo, el coste, porque acaban formando parte de uno, incorporandose al Ser, a nuestra personalidad, y eso nos permite ser cultos, sabios, bellos. Pero hay que ser humildes para que la cultura, la sabiduría, la belleza no nos impidan percibir otras cosas. Humildad como una forma de inocencia, que permite la complicidad, el juego, la risa, estar relajados, y ese estado nos dona el descubrimiento, el sentimiento… La tensión genera crispación y bloquea.

El hombre tiene un cuerpo físico, otro sutil, que esta formado por la circulación de la energía, y el mental. Existe otro, del que parten los demás, el esencial, que se nutre de placer, de belleza, de gozo, de disfrute, que es lo que permite que seamos felices.

Hay que cuidar el yo, expandirlo para sostenerlo y hacerlo crecer, sino el yo se cae. No se puede renunciar a la belleza, renunciar a la belleza es renunciar al placer, y por lo tanto a la vida. La vida es placer, belleza. Buscar la belleza que está en el contenido, no en las formas. Adaptarse a la realidad sabiendo hacer en cada momento y lugar lo que es oportuno en el tiempo y el espacio.

"Un Dios no puede ser ejemplo para vivir una vida humana". (Svami Tilak) Sólo puede provocar asombro, que no es más que un espasmo, y por lo tanto paraliza. Buscar la realidad fuera de la propia naturaleza de cada uno, supone renunciar a la posibilidad de obtener un premio siguiendo su propio camino de acuerdo a su propia naturaleza y experiencia.



La regla que equilibra la tendencia de ir demasiado hacia nosotros mismos, es la virtud de dar amor a los demás. El autoconocimiento exige un cierto egoísmo para poder salvarse uno. Uno no puede dar a los otros lo que no se da a si mismo. Hay que ser muy egoísta para saber amar. No puede alguien que renuncia a su felicidad, que no se ama, amar a otro. Hay que ser hábil para vivir el mundo y prudente para hacerlo en armonía. Vive en paz con tu modo de ser.

Hay que ser intrépido para vivir y descubrir, para conocer nuevos caminos. Muchas veces nos dedicamos a especular de forma sistemática para no llegar nunca a la acción. Sin la intrepidez, que exige ponernos a prueba, experimentar para comprobar si efectivamente somos quienes creemos que somos, si la experiencia nos devuelve la imagen que tenemos de nosotros mismos, o nos encontramos con que hay otros yoes que desconocemos. Quien no sale de sus limites, de su mundo, no puede descubrirse. La renuncia a la verdad ata a uno a algo que se está muriendo, y cuando uno quiera sobrevivir la hará de de mala forma, con el "salvase el que pueda".

En el Tantra, uno debe expandir todos sus yoes, armonizandolos. Uno puede tener muchos yoes distintos, sin creerse ninguno, expandiendo todas las facetas del ser. Es necesario conocerlos todos, no quedarnos sólo con aquellos que nos gustan y ocultar los demás. Hay que cultivarlos todos, armonizandolos, y aceptar o abandonar aquellos que no nos gustan.

El pensamiento fobico (obsesivo) es la raíz de muchos males, y a veces nos lleva a dejar de pensar, a aturdirnos. Es necesario pensar correctamente. Para poder Ser "algo" es necesario Hacer "algo". A medida que uno va haciendo "algo" va Siendo, y al Ser puede ir haciendo nuevas cosas.

La vida es una continua expansión del Ser, para ir creando nuevos yoes, nuevos Ser, aprendiendo a disfrutar de ellos, de esos Ser nuevos. Uno tiene que tener un intenso anhelo de alcanzar algo para poder lograrlo. Uno tiene que ser su propio objetivo. Uno es lo más importante, lo más valioso. Nada es permanente, sólo nosotros mismos nos acompañamos durante toda nuestra vida.

El despertar de la sensibilidad requiere juego (lîlâh), divertirse, para poder seducir. Pedir o exigir lo único que consigue es matar el amor. Una persona libre debe amar a una persona libre para darle más libertad.


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