Cambio climático y astrología
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El tsunami que arrasó las costas de Tailandia y Sri Lanka en la Navidad de 2004 y el huracán Katrina en 2006 parecerán, a la distancia, haber sido el comienzo de un ciclo cada vez más acelerado de catástrofes climáticas en nuestro mundo. Así como las nuevas tecnologías en comunicaciones y las finanzas transnacionales nos globalizan, el peligro de la furia de la naturaleza tampoco parece dejar a nadie tranquilo: cualquiera, en cualquier punto del globo, puede ser el próximo.
Así como el buen cosmos nos ayuda a atisbar el futuro individual en una Revolución Solar o una progresión, también la astrología es una poderosa herramienta predictiva cuando de desastres naturales se trata. A continuación, voy a describir de manera sintética cuáles son las técnicas rápidas y efectivas para introducirnos en esta cuestión.
Qué
En primer lugar, debemos tener en cuenta que, como en casi cualquier pronóstico de astrología mundana, dejamos de lado los planetas personales y consideramos desde Marte en adelante a la hora de mirar tránsitos. De hecho, Marte tampoco parece ser un planeta definitorio a la hora de la predicción: funciona más bien como el catalizador, o disparador, de un problema que ya hemos visto venir a través del análisis de otros planetas.
En particular, cuando analizamos el tema del cambio climático es importante tener en cuenta el ciclo (es decir, en qué relación angular están: conjunción, sextil, cuadratura, etc.) que están cumpliendo los llamados cronocratores, Júpiter y Saturno. La tabla de abajo va a mostrar el comienzo (conjunción) de cada ciclo de los planetas que nos interesan. A pesar de no ser los planetas más lentos del cielo, yo creo que sus aspectos son los que permiten analizar el ritmo de los otros ciclos, en tanto ha sido el par de planetas más observado desde la antigüedad, y ha demostrado ser eficaz aún cuando los antiguos no conocían los planetas transaturninos. En este momento (marzo de 2010), estamos por entrar en la fase de oposición de estos planetas, para luego atravesar la etapa menguante del ciclo. En términos simbólicos, la conjunción representa un nuevo comienzo, y durante diez años ese comienzo va a mostrarle a la humanidad los elementos que van a desarrollarse con fuerza; a partir de la oposición, las advertencias darán paso al accionar de la naturaleza con más fuerza durante los diez años que resten. En suma, lo que creo es que el ciclo Júpiter-Saturno enmarca al resto de los ciclos planetarios, y en base a eso hay que analizar el resto de los ciclos.
Ciclo Conjunción cada
Júpiter-Neptuno 13 años
Júpiter-Plutón 13 años
Júpiter-Saturno 20 años
Júpiter-Urano 14 años
Neptuno-Plutón 493 años
Saturno-Neptuno 35 años
Saturno-Plutón 33 años
Saturno-Urano 45 años
Urano-Neptuno 171 años
Urano-Plutón 110 a 137 años
En este marco, claro, el ciclo más fuerte que estamos experimentando es el de la oposición Saturno/Urano: lo viejo contra lo nuevo, las estructuras contra la innovación. En términos climáticos, esto sugiere automáticamente cambios drásticos e inesperados, instrumentos de prevención que no logran dar cuenta del impacto que puede tener la fuerza de la naturaleza, en particular en los periodos de retrogradación de Saturno, donde entonces Urano toma más fuerza y puede traer eventos de gran magnitud para los cuales estamos poco y mal preparados. Para tratar de ver qué pasará, debemos entrelazar las características claves del planeta en términos mundanos con el signo que está recorriendo. Hoy, Urano está terminado su tránsito por Piscis: esto habla, en términos puramente climáticos (porque la astrología mundana funciona para la predicción en otros y múltiples ámbitos), de cambios bruscos en medios líquidos (olas gigantes) y también de tormentas incontrolables. Recordemos, además, que Urano ya está en orbe (hay que ser generosos con los orbes en astrología mundana) de cuadratura con Plutón en Capricornio, por lo que tenemos además movimientos de placas tectónicas –terremotos -(Plutón en Capricornio) con influencia en los mares (maremotos, tsunamis) Al pasar Urano a Aries, la temática virará hacia los vientos y los incendios. El punto más álgido va a ser, como dije antes, mientras Saturno esté retrógrado, porque si bien está fuerte por signo (exaltado en Libra), mal puede compensar el efecto uraniano al estar retrogradando. Además, Júpiter va a agrandar el efecto de quiebre de Urano al hacer la conjunción en Piscis (a finales de mayo 2010) y luego en Aries en agosto (mediados de agosto). Como ven, es relativamente accesible una predicción básica de momentos difíciles en cuanto al clima. No olvidemos, además, que Plutón, Urano, Saturno y Júpiter están (o están por entrar) en los signos cardinales: de nuevo, parece un momento de “reiniciar” para la Tierra, y el tema ecológico no se queda atrás en este respecto. A mediados de año, además, va a darse la T cuadrada cardinal con Plutón como ápex, sumándose esto al eclipse del 11 de julio de 2010: vemos, otra vez de manera rápida, un momento de gran energía planetaria ubicándose de manera tensa en el cielo. Con Marte pasando por Libra, más el eclipse dándose en Cáncer, nuestro planeta podría sufrir los efectos terribles de una guerra, quizás la última de naciones, teniendo en cuenta la llegada de Neptuno a Piscis (en el 2011), que promete inaugurar un nuevo ciclo en las relaciones y los vínculos entre las personas.
Cuándo
Pero dije que iba a hablar específicamente del tema climático. Como ven, el análisis de los tránsitos de los planetas lentos puede dar rápidamente la pauta de QUÉ cosas van a pasar. Vamos a intentar, ahora, pensar cómo definimos el CUÁNDO, una de las tareas más difíciles que encara el astrólogo de cualquiera de las ramas de este arte.
Es inútil focalizarse en los aspectos partiles de los planetas lentos: los partiles se dan por lo menos tres veces y las relaciones angulares entre los planetas duran mucho tiempo, en algunos casos hasta una década, y afectan a generaciones enteras… Entonces… Incluso si sabemos que va a ser una etapa de movimientos sísmicos, ya que Plutón ha entrado en Capricornio… ¿Debemos predecir que durante más de veinte años vamos a tener un terremoto por día? ¿Cómo definimos el cuándo? En primer lugar, como ya dije antes, debemos ser laxos con los orbes. Un orbe de 10º entre dos planetas puede estar activado por un tercer planeta más rápido (Marte, sobre todo, que tiene que ver con acción), por lo que creo fundamental analizar el tránsito de Marte en tanto lo veo como un “despertador” de la temática a la que dan marco los otros planetas. Para sumar a lo que analizamos de momentos críticos según efemérides, a mitad de año, además del eclipse del 11 de julio, va a volver a darse el partil Saturno/Urano, pero ahora sumado a la conjunción de los dos maléfico, Marte y Saturno a final de mes: a todas luces, de acuerdo a la sumatoria de pistas, julio y agosto van a ser los meses de mayor energía liberada por la Tierra.
Como mencioné antes, la cuestión de los eclipses (en particular los de totales de Sol) es otro de los elementos a tener en cuenta cuando calculamos el cuándo, y debemos analizarlos en paralelo a los tránsitos de Marte. Históricamente, los eclipses fueron interpretados como la marca de lo ominoso: eran avisos de guerra, de muerte de reyes, de catástrofes. Incluso en la astrología de hoy en día, siempre desaconsejamos comenzar cosas nuevas o tomar decisiones importantes en los días previos y posteriores al eclipse, puesto que nuestro juicio y buen razonamiento parecen nublados por el ocultamiento del Sol. El efecto de un eclipse dura hasta el siguiente. De nuevo, entonces, estamos hablando de periodos demasiado largos… Por eso, al sumarlo al tránsito de Marte, podemos ajustar mejor el cuándo. Esto al margen, la experiencia muestra que siempre la semana previa y posterior al eclipse es un momento culminante para la aparición de eventos de índole variada. En nuestro caso, al estar pensando en el clima, debemos estudiar con cuidado esas fechas, pues serán casi sin duda momentos de gran movimiento.
Por último, otra pista para el cuándo puede ofrecérnosla el llamado índice cíclico planetario de Barbault. André Barbault, conocido astrólogo francés, desarrolló este índice en base a los estudios de otro francés, Henri Gouchon. Lo que Barbault propone es bastante simple. El 1º de enero de cada año, deben calcularse las distancias angulares que hay entre los cinco planetas lentos (de Júpiter a Plutón), definiendo diez distancias angulares según los ciclos planetarios que ya vimos en la tabla de arriba. Por ejemplo, el 1º de enero de 1990, Júpiter se encontraba a 5º13´ de Cáncer y Urano a 5º45´ de Capricornio. Entonces, la distancia angular entre ellos era, para esa fecha, de 179°37´. Después de calcular cada uno de los ciclos, se suman esas cantidades y el número final es el índice de Barbault para ese año. Por obvias razones, cuando la mayoría de los ciclos está en fase creciente, el índice sube, y lo contrario pasa cuando se da el ciclo menguante. Está probado estadísticamente que en momentos donde el índice es alto, la tensión internacional es más baja y los desastres climáticos ocurren sin tanta violencia, y lo contrario se da cuando el índice es alto. Para este año, 2010, va a darse un punto bajo en la curva, luego habrá una recuperación hacia el 2014 para caer estrepitosamente en el 2020.
En suma, el índice de Barbault también afirma la idea de que 2010 va a ser un año difícil para el clima. Entonces, ciclos planetarios, tránsitos de Marte, eclipses e índice cíclico: herramientas que concuerdan para signar un cuándo acotado.
Dónde
El último elemento a tener en cuenta es el DÓNDE va a aplicar su furia la naturaleza. Para definirlo, hay dos herramientas básicas. En primer lugar, si contamos con la carta natal del país que nos interesa analizar, podemos ver si los tránsitos que consideramos en el QUÉ en las fechas que calculamos para el CUÁNDO van a tocar puntos sensibles en ese caso. Sin embargo, los mapas natales de países son casi siempre poco confiables y elementos de debate. Por lo tanto, yo sugiero mejor concentrarnos en la otra herramienta, que es la llamada astrocartografía. En Buenos Aires, los astrólogos solemos usar el programa WinStar, pero también el Solar Fire, y supongo que otros programas de astrología actuales, tienen herramienta de mapas. Lo que debemos hacer es, de acuerdo a las fechas aproximadas del cuándo (en particular con las fechas de los eclipses), analizar qué zonas del globo van a angularizar ese eclipse o alguno/s de los planetas claves que fuimos analizando. Un Marte en conjunción u oposición al FC muchas veces habla de que el terremoto que habíamos ya predicho con las otras técnicas ocurrirá en ese lugar y no en otro. La página de eclipses de la NASA también puede ayudarnos a ver rápidamente las zonas donde será visible el eclipse (la “sombra” del eclipse, según decían los antiguos), que seguramente será de las más afectadas. Por ejemplo, el eclipse de julio de este año va a influir en la zona oeste de Estados Unidos y Canadá, el centro de Asia (sobre todo en Afganistán), el este de China, Japón y el Pacífico Sur y llegará hasta Nueva Zelanda: seguramente, estas zonas sean las más afectadas por las tormentas y la acción sísmica que va a golpear nuestro planeta en los primeros veinte días de julio de este año.
Naturalmente, estas técnicas no agotan el abanico de herramientas que tenemos para analizar las ideas y vueltas del clima actual, pero sí son un buen modo de comenzar nuestro trabajo en este respecto, que hoy por hoy es sumamente importante porque, si bien no creo que estemos ante el fin del mundo, sí estoy convencida de que estamos dando vuelta una página, así que debemos ser responsables por el futuro que nos construyamos.
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