La Luna, junto con el Sol y el Ascendente, es uno de los puntos más importantes de la Carta Astral.
El Sol es la energía que nos mueve, la conciencia, la voluntad; el Ascendente nos muestra como nos presentamos ante los demás, que idea tienen de nosotros al conocernos y la Luna es lo que nos motiva, lo que sentimos aun sin entender porqué, lo que necesitamos para sentirnos llenos.
Y es que este satélite simboliza nuestro yo sensible, nuestras emociones, nuestros deseos inconscientes y como esa parte subconsciente se relaciona con el mundo que nos rodea.
Así, una Luna con aspectos benéficos consigue que el individuo se sienta bien y que encuentre su lugar en el mundo que le rodea. En cambio si la Luna no se halla tan bien aspectada, influirá de tal forma que el individuo se sentirá más vacío, teniendo que justificar su existencia con lo que hace y no, simplemente, por ser quien es.
La influencia de la Luna en nuestro aspecto más inconsciente empieza ya cuando el individuo es pequeño. Las actitudes que aprendemos de niños sin darnos cuenta y que asimilamos como normales e inmutables o las creencias que heredamos de nuestros padres, reciben la influencia de este astro. Para captar su efecto debemos pararnos a observar los sentimientos y emociones generadas en ciertas situaciones de nuestra vida, de las cuales no solemos saber o comprender el origen. La posición y aspectos de la Luna nos ayudarán a conocer, pues, nuestra parte más oculta, el origen de aquellos impulsos, sentimientos o sensaciones que nos mueven a actuar de una manera u otra.
Los aspectos en las cartas astrales deben ser entendidos como instrucciones que nos dicen como las actividades o funciones representadas por dos planetas deben ser relacionados uno a otro a fin de cumplir lo que sea necesario en una fase particular de todo el ciclo durante el cual ambos se relacionan en todas las formas posibles. El significado particular del aspecto o relación interplanetaria se deriva de la posición que esta clase de relación ocupa en el ciclo de los planetas, uno con otro.
La Luna rige el signo de Cáncer y tarda unos 27 días en dar la vuelta al Zodiaco. Su paso por cada casa astral es rápido, y por ello es importante conocer la hora de nacimiento, para así conocer su ubicación exacta en nuestra Carta Natal.
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