Leo es un elemento de fuego y destaca, por lo tanto, por su asombroso potencial de energía, su inmenso afán de acción y renovación, y su espíritu entusiasta y honesto. El elemento fuego es radiante, ardiente y expresivo, dedicándose principalmente al descubrimiento y cumplimiento de posibilidades futuras, y nos otorga la energía que necesitamos para llevar a cabo nuestros deberes diarios.
En el hogar del Sol, Venus produce unas aspiraciones amorosas en extremo elevadas, poniendo el listón tan alto que muchas veces es realmente imposible de alcanzar. Tenemos un corazón verdaderamente noble, capaz de albergar el amor más profundo y desinteresado, que siempre ve el lado bueno de nuestros semejantes y en todo momento está dispuesto a perdonar y olvidar, aunque al mismo tiempo, y sin contradecir lo anterior, también anidan en su interior fuertes e imperiosas pasiones, tanto sexuales como tendentes a engrandecer el Ego.
Tenemos tendencia a dramatizar nuestras vivencias sentimentales y rodearlas de un decorado majestuoso, como si estuvieramos protagonizando una película. Necesitan gustar y ser admirados, ser el centro de atención y el punto de referencia. Nuestros afectos son sumamente cálidos y sinceros, son en extremo generosos y acogedores, muy románticos y de ardiente sexualidad. También nos sentimos profundamente inclinados hacia el lado bueno y bello de la vida, las diversiones, las aventuras sentimentales y sexuales, los placeres de todas clases. Conseguimos todo lo que deseamos gracias a nuestra profunda seguridad en nosotros mismos y a nuestro enorme atractivo y magnetismo. Si no podemos encontrar a nuestro gran amor legendario, entonces buscaremos una persona que nos adore y admire.
Este aspecto nos afecta a todos, pero lo notarán especialmente las siguientes personas:
-Las que tengan a Venus como Planeta Dominante.
-Las que tengan el Sol, la Luna o el Ascendente en Tauro o Libra.
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