Es sabido que toda forma de astrología es concebida por la comunidad científica materialista contemporánea como una pseudociencia, fundamentalmente por no cumplir con las exigencias básicos del método científico que tipifica a este como tal conforme el paradigma en el cual se enmarca. En otras palabras, académicamente según algunos integrantes de la comunidad científica occidental, no es aceptada por no superar las pruebas necesarias que impone la vía imperante que, dada su miopía materialista, no puede digerir los postulados de la mas antigua de todas las ciencia. Esto nunca ocurrió en India, ni en el pasado mas lejano y tampoco en la actualidad.
Las críticas hacia la astrología en occidente son diversas pero, haciendo una síntesis, hay siete objeciones que se destacan por sobre cualquier otra consideración a la hora de atacar su validez:
1. Cuestionamiento sobre el número de constelaciones utilizadas.
2. Objeción respecto a la regularidad de 30° para cada signo.
3. Pérdida de correspondencia entre signos y constelaciones.
4. Evaluación geocéntrica.
5. Gravedad nula de los planetas sobre los sujetos nacidos.
6. Vaguedad en las descripciones y predicciones.
7. El problema de los mellizos y gemelos.
De estas siete objeciones podemos diferenciar los tres primeros ítems respecto a los demás debido a su carácter conceptual orientado a poner en crisis el basamento mismo sobre el que reposa el sistema astrológico. Del modo más breve que puedo a continuación expongo los fundamentos que rebaten de plano las críticas presentadas:
1. Para poder responder al cuestionamiento acerca del número de constelaciones diré simplemente que en Astrología los signos fueron instituidos originalmente en función del gradiente solar a lo largo del año conforme se desarrollaba su curso a lo largo de la eclíptica, el cual destacaba cuatro instancias en su trayectoria. Dos de ellas se correspondían con jornadas que poseían un período diurno y nocturno de igual duración recibiendo por ello el nombre de equinoccios. Las otras dos instancias se destacaban por presentar días donde el día en un caso y la noche en otro tenían máxima duración, lo cual conocemos hoy como solsticios. Los equinoccios se correspondieron con el 0° del eje Aries-Libra y los solsticios con el eje Cáncer-Capricornio. Esta cruz es la estructura básica de lo que ulteriormente en correspondencia a un telón de fondo estelar daría paso a doce sectores de igual longitud eclíptica que, en rigor de verdad, hallaban su mas clara tipificación en analogía a los climas anuales.
2. La respuesta a la objeción de regularidad en la longitud eclíptica de los doce signos se desprende prácticamente en su totalidad de la respuesta dada en el primer punto. Si lo que se establece como referencia espaciotemporal de inicio es un cruz, pues entonces conceptualmente a priori se privilegió el curso terrestre en torno al astro rey por sobre cualquier otra situación. Lo mas lógico desde un punto de vista práctico y funcional fue dividir cada cuadrante de dicha cruz en tres sectores de igual longitud, arrojando ello arcos eclípticos de 30° para cada signo.
3. Respecto a la pérdida de la correspondencia entre signos y constelaciones hemos de distinguir que en Astrología Védica, a diferencia de la Astrología Occidental, se ha conservado un Zodíaco en directa relación con las constelaciones que imprimieron el carácter simbólico propio a cada signo. Por ello en el contexto astrológico tradicional hindú el Zodíaco es denominada Nirayana (sin desplazamiento respecto a las estrellas), mientras que en Astrología Occidental el mismo recibe la denominación de Sayana (con desplazamiento respecto del trasfondo estelar). Ambos son marcos de referencia válidos para evaluar cualitativamente las presencias planetarias, en dos planos simbólicos que han de coexistir sin que necesariamente se trate de crear una rivalidad innecesaria como consecuencia de un antagonismo que no es tal. Sugiero al respecto que el lector interesado en profundizar se interiorice al respecto accediendo a dos artículos ya presentados al respecto en este espacio: "Zodiacos Sayana y Nirayana" y"Ayanamsa".
4. La objeción de una astrología geocéntrica se cae sola. Es una cuestión de sentido común, ya que si el objeto de estudio habita el planeta tierra: ¿¡Los críticos desde donde pretenden que se evalúen las indicaciones planetarias!?. En este sentido, el día que nazcan seres humanos en Marte se realizará una astrología martecéntrica… Esto no amerita perder ni un minuto mas para ser rebatido.
5. Hay quienes reducen todo en la vida a las acciones físico-materiales y desde ese lugar pretenden hallar respuesta a todo. Es así como uno de los argumentos contra la validez astrológica sostiene que los influjos gravitacionales son inefectivos por la gran distancia que existe entre las masas de los planetas y los seres pasibles de su influjo. Esta concepción desconoce el principio holístico tan caro a los antiguos que concebían al universo como una unidad, constituida sí por diversos planos de realidad los que se imbricaban multidimensionalmente teniendo como factores rectores principios arquetípicos que, verbigracia mediante, se manifestaban por mediación de diversas representaciones simbólicas ante la mente del hombre. Desde esta concepción no es requisito indispensable una relación causal “material”. Los astros son solo “indicadores simbólicos de principios arquetípicos” que expresan una modalidad de sus posibilidades y un ámbito de la experiencia humana dependiendo, respectivamente, del signo y la casa que habiten cuando acontece un natalicio, o el inicio de cualquier tipo de entidad.
6. Sobre la vaguedad en las descripciones y predicciones de la que es acusada la Astrología bien debemos agradecérselo a los falaces horóscopos publicados en revistas populares anunciando un destino y cualidades equivalentes para la doceava parte de la humanidad. Esto es un verdadero disparate que aún persiste y que nada tiene que ver con la verdadera astrología. Los críticos esto lo saben, pero igual insisten. En Astrología Védica las interpretaciones no se limitan a doce signos, se distinguen matices aportados por veintisiete Nakshatras, conocidas también como moradas lunares, las que se imbrican aritmológicamente en tres series de nueve mediante las Navamsas. Estas, si vale la expresión, son 108 subsignos desplegados a lo largo de la eclíptica, aportando matices, tanto para signos como para las mismas Nakshatras. Todo esto lejos de vaguedades mas bien nos otorga un grado de agudeza muy sutil como para ser ignorado, radicando en ello entre otros factores la exactitud predictiva y descriptiva de la Jyotisha Shastra(ver: "Recursos predictivos de la Astrología Védica" ).
8. Finalmente llegamos al problema de los mellizos y, ni que hablar, de los gemelos. En rigor de verdad este punto sí es conflictivo para la Astrología, en especial para la Occidental debido a que carece de los esquemas o cartas divisionales de la Astrología Védica. Los detractores sostiene que podemos encontrar frecuentemente hermanos mellizos o gemelos, cuyo nacimiento se produce separado por apenas unos pocos minutos, advirtiéndose con el transcurso del tiempo gustos y caracteres diferentes, así como el hecho de que sufren enfermedades o circunstancias vitales, muchas veces distintas. Esto indicaría que cualquier posible efecto del momento del nacimiento sería insignificante comparado con las influencias del entorno y la herencia genética. Ante todo, y en rigor de verdad, la casuística nos enseña que existen gran cantidad de coincidencias caracterológicas, vitales y hasta destinales, tanto en mellizos como en gemelos. No obstante, las mas de las veces, hay matices que son insoslayables. Estas diferencias suelen estar muy bien indicadas por la variación de los ángulos (Ascendente y Medio Cielo) respecto de específicas estrellas, lo cual acontece perfectamente en el intervalo de tiempo (no menor a los 6 a 7 minutos) entre el nacimiento de uno de los niños y el otro. En Astrología Védica esto es acusado por variaciones en las Vargas o cartas divisionales que dan cuenta y explican por sí mismas, así como en relación a la Rasi Chakra (Rueda de Signos), las diferencias observables. Ejemplo de esto último es el caso de la natividad de dos hermanos mellizos que presentaré en el artículo de Enero próximo (ver: "Los Mellizos a luz de la Astrologia Védica").
© 2011 Arq. Pablo M. Mauro
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